martes, 28 de julio de 2009

Actualmente se percibe una sensación de descontento entre los docentes y muchos padres porque los niños y adolescentes muestran falta de interés, disposición, motivación hacia el aprendizaje. Los docentes organizamos actividades e intentamos que resulten interesantes y nos encontramos frecuentemente con respuestas negativas, desvalorizadoras, caras indiferentes y realización de las tareas en forma mecánica, sin elaboración.

Esto nos conduce a recordar que las actividades de enseñanza y de aprendizaje deben propiciar la atención; el procesamiento, la recuperación y sobre todo la aplicación y la transferencia de los conocimientos.
Uno de los elementos fundamentales que conduce al aprendizaje, es la motivación con que los alumnos enfrentan la tarea dentro y fuera del aula.
Desde las distintas corrientes de la Psicología se han elaborado conceptos sobre la motivación ya que ésta es un factor primordial en toda estrategia de las teorías del aprendizaje. Entre estos conceptos, además del expuesto anteriormente, se seleccionan algunos:
· “Es la predisposición interna favorable que se basa en una necesidad del individuo” (creo que sería algo propio del individuo y dependería de él)
· “impulsa a un individuo a actuar de maneras determinadas o con un comportamiento específico para alcanzar las metas” ( sería como una fuerza que autodirige a la persona).
· “emerge de los requerimientos y exigencias de la propia existencia, de la necesidad de aprendizaje para comprender y actuar racionalmente en el intercambio adaptativo con el medio sociohistórico y natural” (pienso que supone factores intrínsecos y extrínsecos, acá podríamos favorecer con nuestro trabajo la motivación).
· La motivación es el conjunto de factores que promueven el comportamiento de los alumnos en el aula, es el conjunto de causas o razones que determinan que se haga algo. De acuerdo a este concepto, nuestra influencia sería fundamental.
· Es “un conjunto de patrones de acción que activan al individuo hacia determinadas metas (querer aprender), con su carga emocional, que se instauran en la propia cultura personal del sujeto” . O sea aprendemos a motivarnos adquiriendo los patrones motivacionales que prevalecen en los distintos escenarios que compartimos.
Considero que en los diversos conceptos se pone de manifiesto la existencia de factores internos y/o externos que conducen al individuo a actuar de determinada manera.
Uno de los inconvenientes que frecuentemente se nos presenta a los docentes es “cómo hacer” para conducir a nuestros alumnos hacia el interés por la actividad y al esfuerzo por aprender; para que construyan sus conocimientos, destrezas y competencias.
Han sido numerosas las investigaciones realizadas que ponen de manifiesto tanto el efecto de las distintas motivaciones de los alumnos sobre el aprendizaje, como los factores personales de que depende una motivación adecuada. Estas investigaciones han sido sintetizadas en diversos trabajos de Alonso Tapia, Ames y Ames, Boekaerts, Dweck y Elliot, Kuhl entre otros. En cambio pocas son las que han puesto de manifiesto las condiciones contextuales que pueden contribuir a la mejora del interés y esfuerzo con que los alumnos afrontan la actividad en los centros de enseñanza.

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