5.- Otros carecen por completo de interés por aprender, tendríamos que determinar cuáles son las causas:
· Si un alumno no sabe resolver la tarea, su motivación no va aumentar (a veces no se está motivado porque no se aprende). Habría que brindar ayudas precisas e individualizadas ( con uso de la Tecnología Educativa se puede brindar la ayuda adecuada) que pueden ser percibidas de forma negativa (como si se lo obligara a hacer algo que no quiere)
· Dar incentivos externos o sea dar recompensas para incentivar al alumno pero solamente “cuando el interés inicial es muy bajo, cuando el atractivo de la actividad sólo se puede comprobar después de llevar realizándola cierto tiempo o cuando es preciso alcanzar cierto nivel de destreza en ella ara poder disfrutar con su realización”.
· Crear un contexto de aprendizaje original, que les dé un sentido relevante, que le permita valorar positivamente sus competencias y las posibilidades que le da el centro educativo.
Recordemos que los estudiantes en general, reaccionan en forma negativa cuando se les impone algo, por el contrario, cuando sienten que progresan y ven sentido a lo que aprenden, hacen la tarea como algo que les pertenece, los enriquece y les da nuevas perspectivas.
Todos nosotros y en especial los adolescentes necesitamos sentirnos aceptados por las personas que nos rodean, esto lo tenemos que tener permanentemente presente cuando estamos con alumnos, nos guste o no su forma de actuar, su ropa, su pregunta, su llegada tarde o su comentario.
Ante estas metas nos preguntamos cómo creamos contextos que favorezcan los aspectos positivos de ellas, sabemos que ellas están presentes en nuestros estudiantes en mayor o menor escala y que el alcance de alguna de ellas afecta a las demás.
Resumiendo, para que los estudiantes se sientan motivados necesitan:
· Sentirse aceptados
· Fortalecer la autoestima
· Ver la relevancia de lo que se vaya a aprender
· Sentir que su competencias aumentan, que aprenden
· Sentirse formando parte de la actividad sin estar obligados.
La motivación de los alumnos en clase es determinada al principio por la curiosidad y sobre todo por percepción de su relevancia si esto no se da dejan de interesarse pero aburren pero frecuentemente se ve que esto no es suficiente para mantener la motivación ya que se presentan dificultades cuando los docentes explicamos si no entienden lo explicado o no reciben la respuesta entendible cuando reciben la explicación.
Cuando se encuentran con una dificultad reiterada pueden preguntar al profesor o a los compañeros y/o desisten (no todos lo hacen al mismo tiempo), si la respuesta no le permite entender se bloquean, se distraen o se toman apuntes y se memoriza
Las reacciones que experimentan ante la dificultad puede conducirlos a la búsqueda de estrategias e información que les permita realizar la tarea o no hacerla lo que lo conduce posiblemente al fracaso.
La posibilidad de que la atención y el esfuerzo iniciales desaparecen es menor en los alumnos que se centran en cómo resolver las actividades que en aquellos que se centran en la sensación de dificultad que generan enfrentarse a ellas. Nos preguntamos entonces ¿podemos influir para que se propicie la forma de centrar la atención?
El pensar que el hombre se hace o nace afecta el modo de pensar el trabajo y realizarlo. Para aquellos alumnos que piensan que nacen con determinadas condiciones inamovibles será muy difícil generar estrategias que los motiven. En el fondo pensamos que (o tendríamos que pensar) aunque existen alumnos con menor o mayor facilidad para aprender o desarrollar determinadas habilidades, sabemos que el trabajo continuado y sistemático puede permitir desarrollar competencias a gran parte de los alumnos, saliendo adelante.
Los modos de pensar al afrontar una tarea se aprenden:
-Al iniciar el ciclo escolar los niños afrontan los trabajos son confianza pero luego se producen cambios centrándose en evitar el fracaso, evaden el error, no lo ven como algo de lo que se pueda aprender. Las metas van cambiando tal es así que cuando llega a la adolescencia presentan diferencias en el tipo de metas y en el modo de enfrentar las tareas liceales. En la Educación Media quizás damos más información y nos dedicamos menos a la formación de los alumnos, le damos menos pistas para pensar, aprovechar lo aportado por el docente y para desarrollar la tarea, porque pensamos que ya eso lo traen, porque tenemos menos tiempo con ellos, porque hay mucho más variedad en los estudiantes de educación media que en los de primaria y nos detenemos más en la evaluación de los resultados que de los procesos. A los docentes nos resulta difícil determinar el tipo de ayuda que necesita ya que presentan distintas dificultades y generalmente no las manifiestan por temor a quedar en “ridículo”. Si queremos que la forma en que los alumnos interpreten y afronten el trabajo facilite la experimentación de progreso y con ella la motivación por aprender, es necesario que nuestras pautas de actuación no solo pongan de manifiesto que lo que está en juego es el aprendizaje de conocimientos y destrezas relevantes y útiles, sino que también enseñen a pensar
¿Cómo hacemos esto?
En el aprendizaje de estrategias y modos de pensar eficaces intervienen estrategias de estudio y solución de problemas que se adecuen a cada situación. Para que el diseño de actividades de aprendizaje que facilite efectivamente la adquisición de estrategias de pensamiento y solución de problemas, se debe seguir, en general, los siguientes principios:
· Crear la conciencia del problema
· Explicar los procedimientos y las estrategias a aprender
· Dar indicaciones precisas para moldear el uso de los procesos del pensamiento a seguir
· Realizar prácticas para que se consoliden.
Estos principios no se pueden utilizar mecánicamente porque cada individuo construye activamente una representación de la estrategia o modo de pensar.
Uso de Crea 2
Hace 7 años
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